Vivimos en un mundo tan digital que la billetera física ya es casi solo un estuche para tu identificación. Todo lo demás, desde agendar una hora al doctor hasta comprar entradas para un concierto, se puede hacer desde el celular con un par de clics.
Estamos presenciando un cambio tecnológico sin precedentes. Sin embargo, algo tan fundamental como nuestros datos personales sigue atrapado en un simple pedazo de plástico. La digitalización de nuestra identidad, y por ende de nuestros datos personales, parece inevitable. Cabe preguntarse: ¿qué impide que demos el salto definitivo?
La respuesta es compleja: desde sistemas tecnológicos antiguos hasta leyes que avanzan a paso lento, además de la falta de comunicación entre plataformas, conocida como “interoperabilidad”.
Sin embargo, todos estos obstáculos están siendo desafiados por la transformación digital que nos rodea. El debate ya no es si vamos a digitalizar nuestras identificaciones, sino cuándo y cómo lo haremos y, más importante aún, cómo saber si nuestros datos personales van a estar protegidos.
La historia se repite
Es inevitable no recordar el caso de los pagos en línea.
Cuando comenzaron los pagos online había desconfianza por parte de los usuarios. Hoy en día, las compras por internet son parte del día a día y plataformas de pago como PayPal o Stripe han creado estándares que garantizan tanto la seguridad de esta información como la experiencia de usuario.
Así, la industria de los pagos ha evolucionado hasta convertirse en lo que conocemos hoy. Ambos cofundadores de Soyio sabemos de esto: en 2019 Kushki compró nuestra pasarela de pagos QVO y fuimos parte de la revolución en los pagos online en Latinoamérica en los últimos años.
Y en ese camino de muchos aprendizajes fue que nos dimos cuenta de que esta misma transformación tiene que pasar con los datos personales y la forma en que se usan y almacenan en internet.
Cada vez más servicios requieren que verifiquemos quiénes somos, como plataformas bancarias, servicios de salud y redes sociales. Sin embargo, en muchos casos, el proceso sigue siendo tedioso y poco transparente: no tenemos claro cómo se almacenan nuestros datos ni cómo se usan. Aquí es donde entran productos innovadores que buscan cambiar esta realidad.
Hoy, las garantías que hay de cara a las transacciones vienen de que existen estándares de seguridad en la industria, pero que están al debe en materia de privacidad y protección de datos.
💡Soyio nace con la visión de crear una plataforma en la que la privacidad y el control de los datos personales estén en el centro. Nuestra premisa fundamental es que los datos personales deben ser tratados con estándares de seguridad incluso más altos que los datos financieros.
Después de todo, nuestros datos son nuestro activo más valioso en la era digital.
Sin embargo, mientras que las tarjetas de crédito pueden reemplazarse y bloquearse, nuestra identidad es única y sensible. Esto hace que la gestión de los datos personales requiera aún más precaución.
Una solución a un problema global
En Latinoamérica, el camino hacia la digitalización de la identidad ha sido un poco más lento que en otras regiones. Países como Estonia o Alemania ya han hecho avances importantes, con sistemas que permiten a los ciudadanos controlar sus datos de forma directa y segura, incluso empleando tecnologías como Blockchain. La pandemia impulsó el desarrollo de estas plataformas en Europa, demostrando que un enfoque descentralizado y seguro de la identidad digital es posible. Sin embargo, en América Latina estos conceptos aún enfrentan barreras tanto tecnológicas como regulatorias.
La misión de Soyio es clara: devolver el control de los datos personales a las personas. Gestionamos el ciclo de vida del consentimiento de los datos personales, facilitando así a los usuarios el control de su privacidad de acuerdo a la nueva regulación.
Esto no solo implica ofrecer un acceso seguro y privado a la identidad digital, sino también construir una infraestructura que permita a las empresas respetar la privacidad de los usuarios mientras cumplen con estándares rigurosos de seguridad. Al permitir que las personas gestionen sus datos con confianza, Soyio busca transformar la relación entre la tecnología y los usuarios, donde cada persona pueda saber en todo momento quién tiene sus datos y para qué se usan.
En este contexto, la identidad digital no solo representa un aspecto funcional, sino un derecho emergente.
Imaginemos un futuro donde, con un par de clics, podamos acceder a cualquier servicio sin temor a que nuestra información caiga en manos equivocadas o se use sin nuestro consentimiento. Este modelo aún no está en plena vigencia, pero estamos en camino, y el impulso para llegar ahí está en manos de quienes innovan y creen en el poder transformador de la tecnología.
A medida que la economía digital sigue creciendo, la protección de los datos personales se vuelve más relevante. La digitalización de la identidad podría generar un impacto económico significativo, desbloqueando el potencial de crecimiento en sectores que van desde la banca hasta la salud. Además, la adopción de estándares de privacidad permitiría que las empresas se adapten a regulaciones emergentes, como el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR, por sus siglas en inglés) en Europa, que están redefiniendo la forma en que los datos personales son gestionados.
Pero, como toda gran transformación, el camino hacia la digitalización de la identidad está lleno de desafíos.
No solo se trata de tecnología; también hace falta un cambio cultural y normativo. Las empresas deben adoptar prácticas responsables y los gobiernos deben implementar leyes que garanticen la protección de los datos. Y, quizás lo más importante, los usuarios debemos exigir transparencia y control sobre nuestra información.
El futuro de la identidad digital es inevitable.
Si algo hemos aprendido de la historia de los pagos online es que, aunque el proceso pueda ser lento y lleno de dificultades, la recompensa vale la pena. La digitalización de la identidad promete revolucionar la manera en que interactuamos con internet e incluso hará más optima la economía digital, pero nos deja con un desafío inmediato: la protección del uso de esos datos.
Es por eso que la misión de Soyio es tan relevante, proponiendo una visión donde la privacidad y el control personal sean los pilares fundamentales.
Ahora es el momento de hacer realidad esta nueva era digital y construir una infraestructura donde el uso correcto de nuestros datos se convierta en un derecho accesible para todos, tan seguro como necesario.